Que los austríacos son buenos reposteros, lo sabemos todos. No hay más que ir a Viena para darse cuenta. Al poco rato que lleves callejeando por la ciudad te habrás percatado del montón de cafés que proliferan por sus calles. Cafés con clase, de estos que invitan a sentarse y tirarse un buen rato en la calidez de sus sillones, sorbiendo bien lentamente de sus delicadas tazas e hincando el diente a un buen pedazo de Sachertorte, o como la llamamos nosotros, tarta Sacher. Deliciosa Sacher…
Hoy queremos rendirle un homenaje a tan aclamada tarta y queremos desvelarte, de una vez por todas, los mejores sitios (siempre según nuestro criterio) a los que tienes que ir sí o sí si quieres probar una Sacher de rechupete. Porque, seas más o menos goloso, tienes que saber que tu visita a Viena no estará completa hasta que no hayas probado una Sacher… ¡Así que allá vamos!
Hotel Sacher: el original
El Hotel Sacher es todo un emblema de la ciudad de Viena. Este establecimiento, fundado en el año 1.876 por Edward Sacher (y posteriormente relevado por su viuda, Anna Sacher), comenzó a ganar su fama y prestigio entre la aristocracia de toda Europa justamente cuando ésta última tomó el mando. Fruto del auge de este hotel comenzaron a trascender las bondades de una receta original que se venía elaborando desde su fundación. Como te podrás imaginar, se trataba, ni más ni menos, que de la tarta Sacher, cuya receta se remonta al año 1.832, cuando un joven Franz Sacher, padre de Edward, la ideó a la edad de 16 años.
A día de hoy se sigue guardando la receta original con gran recelo, un secreto aún por desvelar que le otorga al Hotel Sacher aún más fama y prestigio. No te vamos a engañar, sentarte en el salón puede resultar toda una odisea si no has reservado mesa previamente, ya que las colas por probar la tan famosa tarta en tan ilustre salón no son cortas precisamente. Ahora bien, sin duda alguna merece la pena. Al entrar te sorprenderá ese aire aristocrático que domina todavía en el ambiente, palpable en los uniformes de los empleados y la decoración recargada y pomposa de los salones. Pero si por algo te quedarás boquiabierto, no es tanto por la suntuosidad de sus salones, sino por la gran variedad de dulces y especialidades vienesas que podrás probar, además de la tan aclamada Sacher. Aquí te la servirán, como en cualquier establecimiento que se precie, acompañada de un vaso de agua y de nata montada.
Se dice que es en el Hotel Sacher donde podrás probar la mejor tarta Sacher de todo Viena, pero hacer un veredicto así no es fácil si tenemos en cuenta que desde hace años existe una pugna entre el Hotel Sacher y la Pastelería Demel por hacerse con tal título. Está en tus manos o, mejor dicho, en tu paladar, sacar tu propio vencedor en este enfrentamiento histórico.
Café Demel: el gran competidor
Famoso por sus escaparates, que harán que te derritas de placer incluso antes de respirar ese olor a chocolate que se desprende de su cocina, el Café Demel es otro de los clásicos en los que probar la tarta Sacher. Tal es la fama de este establecimiento que, para muchos amantes de este típico dulce vienés, la tarta que se sirve en Demel es incluso mejor que la del café del Hotel Sacher. Señores, la polémica está servida. Situada también en pleno centro de Viena, a dos pasos del Palacio de Hofburg, su historia se remonta a 1.786. El Café Demel se hizo muy popular entre la aristocracia vienesa y pronto sus salones se llenaron de la más alta burguesía, que degustaba las tartas que, con tanto esmero, elaboraba el pastelero del local. Otra de las delicias del Café Demel era el chocolate a la taza, particularmente cuando arreciaba el frío invierno. Pero si por algo es famoso el Café Demel es por convertirse en la confitería preferida del Kaiser Francisco José y la emperatriz Sissí.
Pero volvamos a la tarta Sacher. Según se dice, es justamente en el Café Demel donde se encuentra la receta original de la tarta más famosa de Viena. La razón es simple. Según cuenta la leyenda, al morir Anna Sacher, en 1.934, su hijo Edward heredó un hotel en ruinas y en estado decadente. En estas circunstancias, Edward, arruinado y endeudado hasta las cejas, no tuvo más remedio que vender el hotel, y junto al hotel, por supuesto, la codiciada receta de la tarta que su abuelo Franz había elaborado por primera vez años atrás. Fue así como Edward pasó a trabajar en el Café Demel y ahí empezó a elaborar para sus nuevos dueños (la Pastelería Demel) la tarta Sacher, cuya receta había pasado de generación en generación.
El desempate
Dado el paradero incierto de la receta original no es de extrañar que Demel y Sacher peleen durante tantos años por hacerse con el título a la mejor Sacher de la ciudad de Viena. Como tampoco lo es que, en ambos establecimientos, se formen interminables colas. Tal rivalidad ha dado como resultado acérrimos defensores, y también detractores, de ambos lugares. Pero para los que tomamos una posición más neutral hay una cosa que está clara, tanto en uno como en otro lugar podrás probar una tarta Sacher de ensueño.
Con el fin de limar asperezas, después de una lucha de años por la receta y propiedad de la tarta, en 1.963 ambas partes llegaron a un acuerdo por el que el Hotel Sacher tenía los derechos de utilizar el nombre de “Original Sacher Torte” y Demel los de decorar sus pasteles con un sello triangular indicando Edward-Sacher-Torte. Parece que, como mínimo, con este gesto han podido acercar posiciones.
En nuestra opinión, si te pirra el chocolate y, en particular, este famoso bizcocho recubierto de chocolate y relleno de una fina capa de mermelada de albaricoque, no te arrepentirás de la decisión que tomes, tanto si te decides por el Café Sacher como por el Café Demel. Eso sí, tendrás que aflojar un poco la cartera en ambos casos. Pero no te preocupes porque hay soluciones para todos los bolsillos. Si no estás para derrochar, recuerda que también tienes la posibilidad de comprarte la porción de tarta y comértela tranquilamente sentado en un parque, y más si el día acompaña. Una opción menos pomposa, pero también muy placentera y agradable.
Café Central: el de los más intelectuales
¡Será por cafés en Viena…! Otro de los salones de café y té más conocidos en Viena es el Café Central, situado en el señorial Palais Ferstel. Con más de 130 años de historia, abrió sus puertas en 1.876 en el centro de Viena (está justo al lado del Palacio de Hofburg) y desde entonces (exceptuando un parón tras la Segunda Guerra Mundial) se ha encargado de dar de beber y comer a los vieneses, que todavía se reúnen allí para disfrutar del excelente café, de la deliciosa repostería y de los conciertos de piano que se dan a menudo. Hasta los más ilustres pensadores, escritores y demás intelectuales como Arthur Schnitzler, Sigmund Freud, Peter Altenberg o Leo Trotski, habituales de este café, han dado fe de las maravillosas tartas Sacher que se sirven en el Central.
Espero que te quedes con alguna de nuestras recomendaciones, y no pierdas la oportunidad de probar una auténtica y deliciosa Sacher cuando vayas a Viena, y menos si lo haces un 5 de diciembre, el Día Nacional de la Sacher Torte.