
¡Hola, viajero!
Se acercan días de desfiles, cabalgatas, disfraces y de ocultar el rostro mediante máscaras o maquillaje. Y es que el Carnaval es de las fechas más festivas y señaladas en el calendario y, en Play & Tour, no podíamos dejar de hablaros de él, pero a nuestra manera 🙂
Río de Janeiro, Tenerife, Cádiz… Hay carnavales que son famosos en todo el mundo por sus desfiles y sus fiestas, y entre todas esas ciudades, Venecia es, sin duda, de las más importantes sino la que más.
Sin embargo, uno de los elementos iconográficos más característicos de Venecia, ya no solo de su Carnaval, son sus máscaras, admiradas en todo el mundo por sus formas, sus materiales, sus diseños y, en definitiva, su belleza.
Origen de las máscaras

El origen más remoto de las máscaras del que podamos tener constancia se remonta al hombre primitivo, que utilizaba piel y cornamentas de animales para danzar y atraer animales o para propiciar la caza.
Sin embargo, en el Antiguo Egipto o en religiones como el totemismo y el animismo también se utilizaba en torno a rituales y celebraciones religiosas de todo tipo.
Sin embargo, a partir de la Antigua Grecia y el Imperio Romano, las máscaras comenzaron a utilizarse, al margen de ritos y festividades en honor a Baco, en las funciones de teatro, ya que, al plasmar expresiones y facciones de manera muy exagerada y desmesurada, todos los espectadores, por alejados que estuvieran, podían identificar el estado anímico del personaje en cuestión, de ahí que presentaran alegría, tristeza o enfado de manera muy acentuada.
Para ello, también se hacían de un tamaño superior a la cabeza del actor, y los propios agujeros para la boca permitían proyectar mejor la voz.
Habían de todo tipo, y permitían distinguir si el personaje era masculino, femenino, mayor, joven, al margen del estado anímico que ya os hemos comentado antes según si la obra era una tragedia, comedia, sátira, etc.
Vamos, toda una estrategia para facilitar al espectador que siguiera bien la trama de la obra y pudiera comprender qué sentía el personaje en cuestión.
Sin embargo, en estas últimas etapas, esas mismas máscaras también eran utilizadas para escarches; es decir, para poder realizar actos en público medianamente vandálicos, salvaguardando el anonimato del individuo y que se retomará desde el Renacimiento hasta el Romanticismo.
Y, precisamente, esta doble función tradicional es la que marcará la evolución del uso de las máscaras.
El Renacimiento y la commedia dell’arte

Durante el teatro medieval no se tiene constancia de que se utilizaran máscaras, pero en el Renacimiento italiano, surgió un movimiento teatral conocido como Commedia dell’arte, que recuperó el uso de máscaras para estandarizar distintos personajes típicos de este género como:
- Pantalone: mercader con dinero que representaba la tacañería, que podremos distinguir por el ceño fruncido de su máscara y la nariz aguileña, suele tener colores rojizos y es la contraposición absoluta de su eterno rival el Arlequín.
- Arlequín: con traje colorido y que pese a un principio representar la ingenuidad, acabó teniendo el papel de personaje astuto y burlón que difícilmente lograba salir de su miseria, este colorido personaje es reconocible gracias a su gorro de bufón.
- Colombina: Criada de Pantalone, enamorada locamente de Arlequín. Representa la mujer fatal que, pese a su inocencia, conspira continuamente en su realidad, se la reconoce por la sencilla máscara en forma de antifaz, con colores brillantes e incluso decorada con plumas.
- Pierrot: bebe los vientos y suspira por Colombina. Porta la imagen del payaso triste, con una máscara blanca, ojos perfilados y una lágrima que le desciende por la mejilla, suele compararse con el reverso deprimido y sensible del vivaracho Arlequín.

La evolución de estas máscaras más otras que fueron popularizándose durante los siglos posteriores son las que marcaron los diseños de las máscaras actuales:
- Máscara de Bauta o de Casanova: blanca y que se prolonga por debajo de la nariz llegando a tapar completamente la boca, es la que representa la intriga, el secreto y suele complementarse con una túnica oscura con capucha. Este disfraz solía representar la denuncia social contra el hermetismo de la Iglesia y estaba estrechamente vinculada con los engaños y las conspiraciones, aunque también se dice que era utilizada por don Giovanni para seducir a sus enamoradas.
- Moretta: elaborada en Francia, era de uso exclusivamente femenino, negra y redonda, es la máscara muda porque para sujetarla, las mujeres tenían que morder una especie de botón que la máscara tenía a la altura de la boca. Es la clara representación de la virtud.
- Médico de la Peste, surgió a partir de 1630, cuando la epidemia de peste desoló las calles de Venecia. Para soportar ese hedor, las máscaras que salieron de ahí tenían los ojos cubiertos de vidrio, y dentro de las largas narices se metían pañuelos perfumados. La variación actual de hoy en día es la de la famosa máscara con pico semejante al de un cuervo, una imagen bastante irónica y en cierto aspecto romántica en cuanto a la visión de la muerte.

La máscara como elemento de anonimato hasta el siglo XVIII
Las máscaras, por lo general, suelen ser eso, la transgresión de las normas y la libertad de hacer lo que se te antoje bajo el más absoluto anonimato.
Salvaguardan la identidad de todos aquellos que las llevaban, y teniendo en cuenta que su origen se debe a la extraordinaria riqueza social que tenía la pequeña ciudad de los siglos XIII al XVIII, los ciudadanos desarrollaron una afición en torno a ocultar la identidad ante los demás, quedando a salvo de las habladurías que de normal algunos actos podrían ensuciar muchos de los estatus sociales de aquellos que vestían las máscaras.

La máscara ofrecía el cometido social de que con ella todos los ciudadanos estaban en igualdad de condiciones, los actos que llevaban a cabo quedaban reflejados en la imagen de alguien sin rostro y la moral de la población quedaba a salvo detrás del anonimato.
Los ciudadanos de alto rango social, también podían juntarse con la peble sin ser reconocidos, realizar escraches, o ir a fiestas y cometer actos de dudosa honradez o moralidad gracias a la oportunidad de poder realizarlas con el rostro cubierto.
Restricción del uso de máscaras y origen del Carnaval

Pero el uso extendido de la máscara en el día a día, degeneró en la decadencia de la moral de la población veneciana: creció la promiscuidad y el libertinaje y esto provocó la restricción del uso de máscaras a momentos muy concretos del año.
¿Y qué ha quedado de aquellos días de perversión y libertinaje? Pues una fiesta mundialmente conocida que se celebra durante una semana al año, que recupera y homenajea esas máscaras y esos lujos en las vestimentas de la nobleza de la época y que, por la belleza y originalidad de sus disfraces, atrae a miles de visitantes a Venecia.