
Ya te lo vengo diciendo desde hace unos días… el tiempo se ha puesto muy feo en el hemisferio norte y no hay nada mejor contra los días grises, lluviosos y gélidos que un buen baño de luz, calorcito del bueno, playa y ritmo, ¡y si es a golpe de samba, mucho mejor! Has dado en el clavo: ha llegado el momento de volar a Río de Janeiro. En estos días, somos muchos los que vamos encogidos de hombros de casa a la oficina y de la oficina a casa para volver a entrar en modo de hibernación. ¿Te has fijado que de tan encogidos que vamos, parece que incluso no tengamos cuello? :-p
Se acabó el tiritar de frío, el andar escondiendo el cuello y el lamentarse por llevar una monótona rutina. Sal de tu madriguera y vuelve a sentir los agradables rayos de sol sobre tu piel. ¿Dónde? En la Ciudad Maravillosa. Río de Janeiro siempre ha sido un destino ideal para pasar las vacaciones de invierno, y además, muy buscado sobre estas fechas debido a la celebración de su famoso Carnaval. Pero desde que el año pasado se celebraran los Juegos Olímpicos, la popularidad y el caché de la ciudad ha subido como la espuma.
Dicho esto, sé que puede parecer un poco difícil visitar el Río más auténtico y disfrutar de planes divertidos, culturales, variados y que, además, se desmarquen un poco del típico recorrido de guía turística. Por eso hoy te quiero proponer algo diferente. Hoy quiero presentarte el barrio de Santa Teresa, uno de los más interesantes y con más historia de la ciudad. Le llaman el Montmartre carioca, y es refugio de artistas y de la vanguardia cultural de la ciudad. Tiene nombre de santa, pero en nada se parece a un santuario. Y es uno de los pocos barrios cariocas que encontrarás en lo alto de un morro sin ser una favela, aunque esté rodeado de ellas. Un barrio de contrastes, que a pesar de no haber podido escaparse del turismo, mantiene su esencia como pocos. Una esencia con tintes bohemios, con sus calles adoquinadas, bellas mansiones coloniales y exuberantes árboles tropicales con pequeños macacos que siempre agradecen un pedazo de comida. Alrededor del Largo dos Guimarães se concentra toda la vida social y gastronómica del barrio. Y es que, además de ser hogar de artistas, Santa Teresa se ha convertido también en referente gastronómico.
Por todo esto y mucho más, no puedes pasar por alto este barrio carioca y zambullirte en él hasta descubrir el último rincón. Y como somos generosos y te queremos ayudar a descubrir lo más auténtico del barrio, te dejamos algunas de las propuestas más tentadoras que te ofrece este pedacito encantador de Río.
1. Qué ver
Museo Chácara do Céu
Pequeño pero exquisito. Enclavado entre la frondosa vegetación, este museo es una buena opción cultural en el barrio de Santa Teresa. El museo se encuentra en la que fuera la residencia de Raymundo Ottoni de Castro Maya, exitoso hombre de negocios, editor de libros, deportista y especialmente coleccionista de arte. En sus salones se exhiben colecciones de arte de diversos periodos, de diferentes orígenes (destaca la colección referida a artistas nacionales), libros raros, muebles y artes decorativos, todo distribuido en una casa de tres pisos. Actualmente, además de las exposiciones de larga duración y temporales, el museo mantiene dos ambientes originalmente amueblados y ambientados, con el objetivo de preservar el carácter de residencia del lugar. Desde el jardín se puede ver un bellísimo panorama de la bahía de Guanabara.
Parque das Ruinas
La mansión colonial del famoso personaje de la Belle Époque de Río, Laurinda Santos Lobo, que a principios de siglo XX era un bullicioso centro de reunión de intelectuales y artistas, se ha convertido en el actual Centro Cultural Municipal Parque das Ruinas. El palacete se ha modernizado y no sólo presenta en estos días un variado programa cultural, sino que es una elegante “terraza” de la Bahía de Guanabara desde las alturas.
Vías del bondinho
El bondinho fue un tranvía que conectaba el centro de Río de Janeiro con el barrio de Santa Teresa hasta 2011, año en el que debido a un accidente dejó de funcionar. Pero lo cierto es que el bondinho fue mucho más que un simple tranvía. Este tren eléctrico de color amarillo se convirtió en un auténtico icono de la ciudad y fue durante años la imagen más buscada por los visitantes y, ahora, la más añorada por los vecinos de los barrios de Lapa y Santa Teresa. Para los más nostálgicos se decidió dejar las vías que nos muestran el recorrido del que fue el medio de transporte más querido de la ciudad.
2. Dónde comer
Degusta el mejor “pao de queijo” en Cultivar
Para empezar el día a tope de energía, nada mejor que probar el mejor pan de queso de la ciudad, un tentempié típico de Brasil que se toma casi a todas horas, pero que sienta especialmente bien para desayunar acompañado de un buen cafecito. ¿Dónde? En Cultivar, un pequeño local situado enfrente del Cafecito (una cafetería muy bonita pero algo más cara), en la calle Paschoal Carlos Magno, 124.
Come la mejor feijoada de Río en el Bar do Mineiro
Un bar cien por cien carioca donde se respira tradición por todos lados, quizá por eso siempre está lleno, en especial los fines de semana. Aquí se sirve feijoada completa todos los días y muchos otros platos tradicionales. Lo encontrarás muy cerquita del bar anterior, en el 99 de la calle Paschoal Carlos Magno.
Un giro moderno en los platos tradicionales en Aprazivel
Ubicado en un rincón escondido del barrio de Santa Teresa, este restaurante es uno de los mejores lugares que se pueden visitar, no sólo por su cocina especializada en productos nacionales preparados de maneras creativas y sabrosas, sino por su ubicación y sus ambientes. Comer en terrazas altas, rodeados de vegetación selvática y con vistas maravillosas de Río de Janeiro, es la propuesta de este local que se ha colocado entre los preferidos de la ciudad. La cocina sirve platos innovadores como el Peixe Tropical, un pescado fresco de agua salada hecho a la parrilla, con salsa de naranja y servido con arroz con coco. Y al atardecer es el lugar idóneo para tomar una caipiriña. Su carta de cócteles es muy extensa y alardean de poseer innumerables variedades de cachaça. Eso sí, debido a su gran popularidad es mejor reservar con antelación. Ni que decir tiene que la exclusividad y cocina creativa de este restaurante tiene un precio, y no resulta una opción tan económica como las anteriores. Pero desde luego, vale la pena dejarse caer por el “Aprazivel” y codearse con la gente guapa de Río. Lo encontrarás en la calle Aprazivel, 62.
3. Dónde dormir
En Santa Teresa las opciones de alojamiento son múltiples, desde lujosos hoteles a posadas o B&B. Solo es cuestión de rebuscar un poco en la red. 🙂 Estas son 3 de nuestras opciones preferidas, aptas para todos los bolsillos.
Relais & Chateaux Santa Teresa
Este hotel boutique es uno de los mejores de Santa Teresa. La decoración de sus habitaciones y sus áreas comunes combinan elementos de origen africano e indígena, para evocar las raíces del pueblo brasileño, con toques modernos y contemporáneos, junto con obras de arte de conocidos creadores brasileños. Una de las zonas más hermosas de este hotel es su exuberante jardín, donde también está la piscina. Allí podrás tomar el sol mientras disfrutas de unas vistas incomparables de la Ciudad Maravillosa, o beberte un cóctel mientras contemplas la puesta de sol.
Altos de Santa Teresa
Esta casa de huéspedes ofrece tranquilidad y refinamiento preservando la tradición de Santa Teresa. La casa, construida en 1904, ha pasado por restauraciones sin comprometer su autenticidad y ha conservado la fachada de color amarillo y el techo colonial. La azotea con piscina se integra con el paisaje natural de la ciudad. En la parte interior, los pisos elegantes son de madera y los muebles combinan el estilo colonial con el contemporáneo.
Casa Áurea Boutique
Considerada una de las posadas más hermosas de Santa Teresa, Casa Áurea Boutique ofrece hospedaje de estilo B&B en una mansión colonial repleta de historia. Una posada boutique romántica y acogedora para turistas que viajen solos, en pareja o en familia.