
Cuando vayas a visitar el Castillo de Praga, no puede dejar de pasear por el diminuto y pintoresco Callejón de Oro. Podría explicarte varias anécdotas de esta callejuela que data de finales del siglo XV pero, sin duda, la más simbólica es que el propio Fran Kafka vivió en el número 22 por un tiempo y la más divertida, según mis peques, es que el señor que inventó los Pinypon venía a visitar a su abuelita de la casa azul 😛

Aunque hoy en estas casitas básicamente encontrarás artesanos y comerciantes de souvenirs, esta callejuela ha sido la cuna de varios mitos y leyendas checas, así como laboratorios ocultos para grandes astrónomos y alquimistas de la corte de Rodolfo II.

Pero ¿de dónde viene el nombre del Callejón de Oro?
Te daré dos opciones, a ver cuál te gusta más 🙂
La primera, y la que parece tener una base histórica, es que en estas casitas eran las viviendas de los guardianes del Castillo y, más tarde, es donde se aglutinaron los artesanos orfebres de Praga. Y claro, tanta joya, tanto oro…
La segunda, en cambio, explica que como aquí Rodolfo II acogió a los alquimistas de toda Europa para conseguir dar con la piedra filosofal. ¡Sí, quería convertir los metales en oro! Y así conseguir que Bohemia fuera el reino más poderoso de Europa. Por eso, hoy es conocido como el Emperador Alquimista… Pero no solo vinieron alquimistas, matemáticos y artistas… sino también magos, charlatanes y cantamañanas de todo tipo. ¿A dónde? Al callejón de oro, claro.
¿Qué versión prefieres?
Como te decía, en el Callejón de Oro hoy solo quedan artesanos y comercios para turistas: marionetas, cristal de bohemia, vasos de chupito, objetos con la Estrella de David y… joyas con ámbar.
De todo, en las casitas de Pinypon 😛