
Ya es sábado y a muchos de nosotros se nos presenta un fin de semana largo, o lo que es lo mismo, una oportunidad perfecta para explorar mundo. Esto se traduce en terminales de aeropuertos a rebosar, maletas a medio hacer y esa sensación tan agradable de dejar el hogar dulce hogar, salir de la rutina y empezar una aventura en otra ciudad. Piensas en descubrir lo más emblemático, pero también aquellos rincones con encanto menos frecuentados por los turistas, esos que no suelen aparecer en las guías. Hoy te animamos a que descubras con nosotros un pedacito de París que incluso para muchos parisinos pasa inadvertido.
¿Te haces una idea de cómo era el París de finales del s. XVIII? Una ciudad sin sistema de alcantarillado, con estrechas y tortuosas calles, con un alumbrado público prácticamente inexistente… Pero todo cambia con la llegada de la Revolución Francesa, que como una bocanada de aire fresco impulsa la modernización de la ciudad.
Parte de esta modernización empieza con la construcción de soportales cubiertos -conocidos localmente como pasajes o galerías-, precursores de los centros comerciales de hoy en día. A finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX se construyeron en París numerosos pasajes cubiertos. Los pasajes, en su mayoría arcadas cubiertas con techos de vidrio, eran símbolos modernos de la vida urbana. Muchos de estos pasajes fueron bellamente decorados, con suelos de mosaico, puertas de hierro fundido, columnas de mármol y relojes de adorno.
En su punto álgido, durante la mitad del siglo XIX, había una red de más de 140 pasajes, muchos de ellos conectados entre sí. Los pasajes peatonales, donde se encontraban tiendas, restaurantes y apartamentos, eran muy populares, ya que protegían a los visitantes de las inclemencias del tiempo y de las calles a menudo sucias y malolientes. Sin embargo, su popularidad pronto comenzó a declinar debido a la competencia de los grandes almacenes como las “Galeries Lafayette” y “Printemps”, y muchos fueron abandonados y comenzaron a estar en mal estado. Otros fueron demolidos durante la reurbanización de París del barón Haussmann, entre 1.852 y 1.870.
De los más de cien pasajes que fueron construidos durante el siglo XIX, solamente unos veinte han sobrevivido. La mayor parte de estas arcadas cubiertas supervivientes se encuentran en el centro de París. ¿Las descubrimos?
LE PASSAGE DU CAIRE: El más antiguo y el más largo
La galería comercial cubierta más antigua que sobrevive es el Passage du Caire (El Pasaje del Cairo). Fue construida en 1.798 y se terminó en 1.799, periodo en el que Napoleón llevó a cabo una campaña militar en Egipto, de ahí su nombre. Además, en honor a la tierra que da nombre al pasaje, 3 estatuas de la diosa Hathor con orejas de vaca decoran la entrada. El paseo es conocido por ser el más largo y el más estrecho de París. Bajo su techo acristalado con estructura en forma de arista de pez se desarrolla una actividad permanente. Ubicado en el quartier du Sentier, el Passage du Caire se dedica casi exclusivamente a los mayoristas del prêt-à-porter. La visita vale la pena por la arquitectura de las preciosas fachadas del nivel superior, que conservan su aspecto original. Varias entradas secundarias permiten el acceso a este paseo: rue d’Alexandrie, rue Saint-Denis y rue du Caire.
Horario:
Lunes-viernes, 7h-18h30
Cómo llegar:
2 place du Caire – 75002 Paris
- Metro – Sentier
- Bus – 20, 38, 39, 47
LE PASSAGE DES PANORAMAS: La meca de los coleccionistas
La segunda galería más antigua y la primera en ser equipada con luces de gas es el Passage des Panoramas, que se inauguró en 1.800. Debe su nombre a las pinturas panorámicas que mostraban grandes ciudades y decoraban la entrada. Hoy en día no queda ni rastro de estas pinturas, puesto que se destruyeron en 1.831. Cada escaparate de estas galerías refleja un aspecto histórico de la capital, desde el barrio de la Bourse hasta los Grands Boulevards. Protegido por una espléndida cristalera, este pasaje comercial está clasificado monumento histórico. A lo largo de sus 133 metros de intensa actividad conviven comercios de alimentación, tiendas gourmet y artesanos de arte, así como coleccionistas de postales, monedas, autógrafos y sellos antiguos.
Horario:
Abierto todo el año sin interrupción, de las 6h a medianoche.
Además, abre excepcionalmente los festivos.
Cómo llegar:
11 boulevard Montmartre – 75002 Paris
- Metro – Bourse, Grands Boulevards
- Bus – 20, 39, 48, 67, 74, 85
LE PASSAGE JOUFFROY: El más moderno de la época
Construido en el año 1.836, el Passage Jouffroy es desde su creación uno de los paseos cubiertos más frecuentados de la capital. Ubicado sobre los Grands Boulevards y a continuación del Passage des Panoramas, debe su encanto a su preciosa arquitectura de hierro y vidrio (el techo acristalado ogival llama enseguida la atención) y a sus suelos de mármol. El lugar se renovó en 1.987.
El otro aspecto importante del Passage Jouffroy es la gran variedad y originalidad de comercios y establecimientos que se encuentran en él. Mayores y niños disfrutarán con los más famosos personajes de cera del musée Grévin. Pero si hay algo singular en estas galerías es, sin duda, el Salón de los Espejos, que se encuentra en una antigua cervecería del siglo XIX. Hoy en día es posible alquilar este salón para celebrar eventos privados, cenas, e incluso para convertirlo en una discoteca los sábados por la noche. Aunque si lo que buscas es un alojamiento céntrico y con encanto, el Hotel Chopin es un lugar extraordinario para pasar la noche. Cantidad de tiendas muy originales completan la visita: podrás encontrar desde tiendas que venden antiguos bastones a librerías especializadas en libros antiguos, pasando por papelerías de lo más extensas. Desde luego, el solo hecho de observar los escaparates ya es muy interesante. Para los más golosos también hay cabida en el Passage Jouffroy. ¿Dónde? En Le Valentin, el ineludible salón de té del paseo.
Horario:
De las 7h a las 21h30.
Cómo llegar:
10-12 boulevard Montmartre – 75009 Paris
Otro acceso al pasaje se encuentra en el número 9 de la rue de la Grange-Batelière.
- Metro – Grands Boulevards, Richelieu Drouot
- Bus – 20, 39, 48, 67, 74
Con este recorrido lustroso, a la vez que alternativo, por las galerías y pasajes cubiertos de la capital francesa, ya no tendrás que preocuparte por si el día no amanece muy soleado o las primeras gotas de lluvia empiezan a hacer acto de presencia. Aunque, a decir verdad, en PLAYandTOUR pensamos que estas galerías bien merecen un alto en el camino de cualquier turista que visite París. Así que date un paseo por alguna de las galerías que te hemos sugerido (o por las tres), tómate un café en una de las encantadoras cafeterías que podrás encontrar y siente en tu propia piel un trocito de la historia palpitante de esta ciudad.