
Y no, no es porque le daban dos de pequeña o porque vayan a añadirle un nuevo piso con terraza, piscina climatizada, bar de gin-tonics y zona chill-out. No, nada de eso. Pero lo que sí que es cierto es que, realmente, aquellos que visiten París en verano -en realidad, cada verano-, verán la Torre Eiffel más alta que aquellos que la visitan en invierno, y es simplemente por una cuestión de física. ¿Queréis saber por qué? ¡Seguid leyendo!
Resulta que, en verano, debido a las altas temperaturas y al calor, el hierro, material con el que está hecha en su amplia mayoría esta obra, se dilata, lo que hace que la torre ya de por sí imponente, llegue a crecer… ¡¡hasta 15 centímetros más!!
Y es que cuando Gustave Eiffel decidió construir este icónico monumento, eligió el hierro por ser más resistente que la madera o que la piedra, y a la vez más ligera para reducir los soportes y cimientos de esta. ¡Pero no sabemos si contaba con este efecto muelle que hace que se dilate y se contraiga a lo largo del año!
Así que nada, si queréis disfrutar de París al máximo y no perderos ni un solo centímetro de una de las construcciones más impresionantes y populares del mundo, viajad este verano a la ciudad del amor y disfrutad de sus 15 de centímetros de más.
Y, además, si queréis, podéis recorrerlos subiendo uno a uno ¡sus más de 1600 escalones! Eso sí, llevad agua, paciencia ¡y tomad mucho azúcar para las agujetas del día siguiente! Aunque nosotros te recomendamos que los subas en ascensor y disfrutes de una visita guiada de lo más detallada, te enamorarás de ella de igual manera y no se te cargarán los gemelos! 😀