
El Woolworth Building es un rascacielos neoyorquino que tuvo el honor de ostentar el título de edificio más alto del mundo durante 17 años. Construido en 1913 con una altura de 241 metros, el título le fue arrebatado en 1930.

Fue un encargo del dueño de la cadena de grandes almacenas Woolworth, Frank Winfield Woolworth, e inicialmente fue levantado para albergar sus oficinas. De hecho, en 1909 compró un terreno en Broadway que pagó al contado: nada más ni nada menos que 13 millones y medio de dólares. Evidentemente, no reparó en gastos. El diseño se lo debemos al arquitecto estadounidense Cass Gilbert.

Para muchos -y me incluyo- el Woolworth Building tiene un gran parecido con una catedral gótica: una imponente torre de 57 plantas adornadas con pináculos y gárgolas, un campanario de cobre coronando un edifico de terracota blanca y, en su interior, un impresionante vestíbulo de tres plantas de altura. No en vano, fue bautizado como “la catedral del comercio”.
Lamentablemente hoy no lo dejan visitar y es una verdadera lástima porque su vestíbulo es impresionante. Mármol, cristaleras, mosaicos con dorado que parecen bizantinos, esculturas… una pena no poder verlo. Durante un largo período, fue posible visitarlo, pero a raíz de los atentados del 11 de setiembre, se restringió la entrada por motivos de seguridad. Y así seguimos.
Lo que sí podrás hacer es fotografiarlo desde fuera, ¡faltaría más! Para tener una buena imagen del edificio, te recomendamos observarlo desde el City Hall Park, un lugar histórico de la ciudad donde se realizaban ejecuciones y donde, en 1776, George Washington leyó la declaración de Independencia.