
Hace pocas semanas se pudo localizar con meridiana exactitud, por fin, dónde escribió Shakespeare una de sus tragedias más famosas e inmortales de la historia de la literatura universal: Romeo y Julieta.
Y es que Shakespeare, pese al aura de enigma e incertidumbre que rodea toda su figura y su vida, se sabe que vivió entre 1597 y 1598 en Londres -donde se trasladó desde Strattford-, no muy lejos de lo que es actualmente la estación de metro Liverpool Street.
Pero después de una exhaustiva investigación por parte del historiador Geoffery Marsh -que le ha llevado más de diez años de arduo trabajo- se sabe que vivió a escasos 500 metros de donde se creía inicialmente.
Exactamente, en la calle Great St.Helen’s, y lo más probable es que su vivienda estuviera orientada al cementerio de la St. Helen’s Church
A día de hoy, donde estuvo la residencia de, quizás, el mayor dramaturgo de la historia, hay un edificio de oficinas dedicadas a distintas actividades comerciales, por lo que apenas queda nada de lo que fuera su residencia original.
Sin embargo, si queréis sentiros partícipes de la historia de la literatura y caminar y pasear por la calle por la que el joven William anduvo hace más de 400 años y visitar el cementerio -tan idóneo, premonitorio y acorde al final de su obra- que seguramente debía observar mientras tejía y escribía el histórico conflicto entre los Montesco y los Capuleto en la Verona de finales del siglo XVI y las dificultades que tuvieron que vivir y superar los jóvenes Romeo y Julieta para intentar materializar su fatídica relación amorosa, acercaos a la calle Great St. Helen’s.
Está muy cerca tanto de The Monument (visita obligada estando en Londres), de Whitechapel (el barrio donde Jack El Destripador cometía sus crímenes y que eriza la piel solamente pasear por sus siniestras y solitarias calles aun haciéndolo de día), de The Shard (el edificio más alto del Reino Unido y donde disfrutarás de las vistas más espectaculares de la ciudad) o de la Torre de Londres (el Palacio Real y Fortaleza de su Majestad y que podréis recorrer con un guardián de la torre como guía privado). ¡No tenéis excusa!
Quien sabe, quizás, caminando de la mano de vuestra pareja por Great St. Helen, acabáis inspirando a furtivos escritores a los que sirváis de referencia para relatar historias amorosas que se conviertan en referentes de la literatura universal como hizo Shakespeare con la de estos dos jóvenes enamorados… pero eso sí, ¡deseo de todo corazón que os aguarde un final muy muy distinto! 😀