
Bueno, o el suelo.
¡Hola viajero!
¿Sabes que es lo que bajo ningún concepto debes pasar por alto (y nunca mejor dicho, porque más bien tendrás que mirar hacia abajo) cuando visites la ciudad lisboeta? ¡Su característica calzada! Exacto, volvemos a hablar de calles y de mirar hacia el suelo. Pero es que no me puedes negar que ese característico bicolor de la gran mayoría de aceras de Lisboa no ha llamado nunca tu atención. Y no por el hecho de ser una trampa para todo aquél que se digne a andar con tacones (que también, ¡qué suerte preferir el calzado deportivo!), más bien por toda la historia que se esconde detrás de esas particulares cenefas que cubren plazas y calles de la ciudad.
Catalogado ya como marca de Portugal, el empedrado portugués data de aproximadamente el 1755, cuando después del terremoto de gran magnitud que devastó toda la ciudad lisboeta, el primer ministro Marqués de Pombal, mandó reconstruir la ciudad y alzarla nuevamente. Las aceras se empedraron reutilizando el material de los muros que se vinieron abajo en la catástrofe que asoló Lisboa. Las piezas de pequeños y distintos tamaños de piedra caliza y de basalto (materiales muy resistentes al paso del tiempo) sirvieron para sumarle atractivo a la labor de reconstrucción dado que permitía más opciones a la hora de decorar las aceras con diferentes estilos. Todas estas piedras que pisas cuando recorres las calles de Lisboa fueron puestas de una en una sobre una base de arena por los llamados calceteiros, ayudándose con un martillo y patrones para seguir los distintos diseños de las cenefas.
Si te acercas a la Iglesia de San Nicolás, justo en frente del portón principal, te encontrarás con la obra de Sérgio Stichini, dos figuras de bronce que forman el Monumento al Calceteiro. Porque la colocación de las piedras de la calzada ha llegado a catalogarse como una de las profesiones más importantes a lo largo de la historia de la ciudad lisboeta, e incluso la existencia de escuelas especializadas en la década de los ochenta deja en relieve que es una profesión que se ha pretendido no dejar en el olvido. Porque el empedrado portugués es tan representativo y llamativo que ha sido utilizado en distintos puntos del mundo como método y estilo de decoración ¿o es que no se te hacen similares las cenefas onduladas blancas y negras que encuentras por las calles de Lisboa con las mundialmente conocidas del paseo de Copacabana en Río de Janeiro?
Así que ya sabes. Si visitas la preciosa ciudad de Lisboa, además de fotografiar la cantidad de monumentos y lugares preciosos que tiene la ciudad, no te olvides de bajar un poco el objetivo y sacar uno de los recuerdos que más recordarás de tu visita.