¡Hola viajero!
Para todos aquellos que somos amantes de los destinos con playa o mar de por medio, y más si conlleva el poder practicar deportes acuáticos como el buceo, desde 2004 tenemos la inmensa suerte de poder ir a Bruselas y, pese a ser una ciudad que no esté cerca del mar, disfrutar de una buena inmersión en un espacio digno de compararse con las condiciones climáticas de Bora Bora, gracias al mecanismo de calefacción del agua mediante placas solares que tienen las instalaciones. Porque ya que te sumerges ¿qué mejor que hacerlo a una temperatura de 30 grados y no tener que cargar con pesados neoprenos de más de 5 mm?
Ubicada dentro de la Rue de Stalle 333 de la ciudad belga, NEMO33 es la segunda piscina más profunda del mundo con 33 metros de profundidad y un volumen de agua de más de 2500 m3 (solo superada hasta la fecha por la Y-40 en Montegrotto, Italia). Es también una de las instalaciones que recibe más submarinistas de todos los países por el especial cuidado del agua, que no contiene ningún producto químico, y las posibilidades que ofrece a todos los practicantes de este fantástico deporte o a los aventureros que quieren iniciarse en él.
Este magnífico proyecto viene de la mano del ingeniero e instructor de buceo belga John Beernaerts que, harto de tener que iniciar a los nuevos buceadores en las difíciles y frías aguas del Atlántico Norte, diseñó estas instalaciones que tardaron nada más y nada menos que 8 años en ver la luz. Un duro trabajo que concentró tanto esfuerzo de diseño como de construcción. El encargado de llevar a cabo el sueño de Beernaerts fue el arquitecto Sebastian Moreno-Vacca.
Las instalaciones constan de una piscina en la que encontramos diferentes zonas con profundidades diversas dependiendo de la dificultad a la que el submarinista quiera enfrentarse según su experiencia bajo el agua, la zona de iniciación, la de natación y la de descubrimientos, además de una fosa de diez metros destinada a todos aquellos submarinistas que se están iniciando en este magnífico deporte. Aunque la joya de la corona de NEMO33, es claramente su fosa de buceo experto con más de 33 metros de profundidad.
Sin duda alguna no es una experiencia apta para claustrofóbicos, porque por más que la estructura blanca y las luces mayormente naturales proporcionan luminosidad y amplitud, muchos de los que se adentran en NEMO33 y que están acostumbrados a una inmersión en mar abierto notan la diferencia e incluso lo catalogan como una experiencia entre futurista y similar a la de estar dentro de un quirófano debajo del agua, cosa que más que restarle encanto, le suma cierto interés y gracia a la práctica del buceo en las instalaciones.
Como recomendación, si quieres sumergirte con el traje corto, adelante, pero muchos de los submarinistas descienden con el bañador sin la necesidad de ponerse ningún neopreno. Para más información de lo que ellos te ofrecen como material, te recomiendo mirar directamente en la página web de NEMO33, además puedes informarte sobre los precios y horarios porque suelen tener diferentes ofertas y actividades durante el año 🙂
Aunque si no eres muy aficionado o te da cierto respeto eso de sumergirte en el agua a grandes profundidades, pero en cambio tus compañeros de viaje no quieren perderse esta experiencia ¡no te preocupes! Puedes disfrutar del magnífico restaurante de NEMO33 mientras observas a tus acompañantes de viaje descender por el foso por alguna de las 14 ventanas que dan directamente al interior de la piscina.
Así que ya sabes, ahora si viajas a Bruselas y te apetece darte un chapuzón, no te sirve ese ¡vaya, vaya, aquí no hay playa! Aprovecha y acércate a NEMO33 y disfruta de lo que se ha convertido en un parque de atracciones para muchos de los submarinistas del mundo 😉